Mucha gente subestima el poder que tienen los emails a puerta fría.
O lo subestima, o directamente cree que no funcionan.
Pero no es verdad.
Vender con emails a puerta fría es posible. Y te lo digo por experiencia, después de haber mandado cientos y haber conseguido cerrar bastantes reuniones, presupuestos y clientes.
Lo que pasa es que la mayoría no sabe cómo escribir buenos emails.
Se limitan a enviar el típico correo soso y sin sustancia, tan impersonal que vale igual para una fábrica de coches, un proveedor de SaaS o una frutería.
Pero ese no es mi rollo.
Llámame loca, pero yo cuando invierto mi tiempo en una estrategia (la que sea) me gusta conseguir resultados.
Buenos resultados.
Y eso es lo que te voy a explicar en este post: cómo tener éxito vendiendo con emails a puerta fría.
Coge algo para apuntar que te va a hacer falta. 😉
Salvo que seas una multinacional y trabajes con cientos de clientes, no tiene sentido que envíes correos a puerta fría como una ametralladora.
Es mejor que envíes pocos emails, pero muy bien planteados.
Emails que estén diseñados específicamente para captar la atención de ESA persona que lo va a leer, y conseguir que acepte reunirse contigo.
Te lo explico en detalle.
Tómate el tiempo para investigar a la persona a la que le vas a escribir.
Todo esto te puede servir como gancho para la primera línea del email.
Por ejemplo, puedes hacer referencia a algo que tenéis en común, a una publicación que subió a Instagram y que te gustó…
De esta forma:
Ojo, esto no significa que no puedas usar plantillas.
Al revés: puedes tener emails predefinidos y luego meter algunos elementos para personalizarlo. No tienes que escribir cada email a puerta fría desde cero.
Pero no uses una de estas plantillas donde solo tienes que cambiar el nombre del receptor y el de su empresa.
Cúrratelo un poco más.
¿Cuál es el objetivo de un email a puerta fría?
Conseguir que el receptor se interese por lo que haces y cerrar una reunión de ventas.
Y para eso, un aspecto clave es dejarle claro a esa persona que entiendes bien sus problemas o necesidades actuales.
Es decir, que conoces sus puntos de dolor.
Te pongo un ejemplo.
Imagina que tu producto es un software de gestión de recursos humanos para negocios con turnos rotativos (restaurantes, hoteles, farmacias, etc.).
Y (como has hecho bien los deberes y has investigado a tu audiencia), sabes que uno de los puntos de dolor principales de este perfil es que organizar los turnos de su plantilla con Excel les roba muchísimas horas.
Entonces puedes entrarle con algo como:
“¡Hola Fulanito!
Vi el tweet que pusiste el otro día quejándote de Excel. La verdad es que yo tampoco me entiendo mucho con las dichosas celdas.
Pero más allá de eso, trabajo con negocios como el tuyo, que gestionan plantillas con turnos rotativos. Y sé qué organizar los turnos con Excel es un caos. Columnas que se te descuadran, no sabes muy bien cuánto personal tienes cada día ni si le has puesto horas extra a alguien por error… un lío”.
Ya está, no hace falta más.
Ten en cuenta que estamos escribiendo un email a puerta fría: tienes que ir directo y al grano para no perder el interés de la persona.
Pero con esto ya le estás dejando claro que entiendes por lo que está pasando.
¿Y ahora?
Ahora toca mostrarle cómo le puedes tú ayudar. 😉
Los beneficios son un elemento clave en copywriting.
Se trata de mostrarle a tu cliente qué va a conseguir si trabaja contigo: ¿cómo va a mejorar su vida? ¿De qué manera vas a ayudarle a resolver su problema?
Sigo con el ejemplo del punto anterior.
Habíamos dicho que uno de los problemas de tus clientes es que organizar sus turnos rotativos con Excel es un caos, ¿verdad?
Pues veamos cómo continuar el email:
“Entre mis clientes tengo varias empresas como la tuya que tenían los mismos problemas, y que al utilizar nuestro software han reducido por 3 el tiempo que dedican a gestionar sus turnos.
Además, también cometen menos errores porque tienen alertas automáticas (por ejemplo, si le ponen turnos a una persona que está de vacaciones, les salta una aviso)”.
De nuevo, rápido y conciso.
Y fíjate que no me he centrado en las características, sino en los beneficios del software (en este post sobre los beneficios en copywriting te explico más en detalle estas diferencias).
Ojo con las prisas.
Sé que estás deseando vender, pero piensa que ese email a puerta fría es la primera vez que esa persona sabe de ti y de tu negocio.
¿Crees que solo con ese email te va a comprar?
Puede pasar… pero lo más normal es que no.
Por eso, la idea es que lo invites a una reunión o llamada de ventas. Ahí sí, le explicas en detalle qué haces y cómo le puedes ayudar, y cierras la venta.
Basta con algo sencillo como:
“Si quieres que te explique cómo puedo ayudarte también en tu negocio, reserva una reunión aquí”.
O “Responde a este email diciéndome ‘Yo también odio Excel’ si quieres que cerremos esa reunión”.
Pero todo lo que te he contado no sirve de nada si esa persona no abre tu email. 😉
Para eso está el asunto.
Usa un asunto atractivo, que llame la atención.
No tiene que ser algo soso como “Gran oportunidad para tu empresa”. Este tipo de asuntos huelen a naftalina, son aburridos y hacen bostezar a tu lector.
En lugar de eso, prueba con algo claro y conciso como “Mejora tu gestión de turnos”.
O directamente usa un asunto que genere curiosidad (“Muerte a Excel”).
Esto lo tendrás que adaptar a tu audiencia y a la persona a la que te diriges (no es lo mismo escribirle al CEO de una startup que al responsable de compras de una multinacional que vende seguros de vida), pero aquí te dejo aquí algunas ideas.
Sí, los emails a puerta fría (bien utilizados) son un recurso muy potente para vender.
Pero ojo.
Para generar ventas constantes, es mucho más importante tener una lista de suscriptores.
Y me refiero a suscriptores con los que te tienes un vínculo estrecho.
Ahora te explico por qué.
Tus suscriptores son personas que:
Vamos, que son la audiencia perfecta a la que vender. 😉
¿Que vas a sacar un nuevo producto o servicio?
Pues puedes empezar por ofrecérselo a tu lista primero y conseguir tus primeras ventas invirtiendo poco (y de paso, comprobar que ese producto tiene demanda antes de meterte en estrategias que requieran más inversión, como la publicidad).
Esto es valiosísimo.
Pero ojo con convertir tus emails en una teletienda.
La idea de tener una lista de suscriptores no es avasallarlos con promociones, sino generar una relación profunda con ellos.
Y eso no se consigue (solo) vendiendo).
Compartiendo tus historias personales, anécdotas, aprendizajes… y también consejos y contenido de valor en cada uno de tus emails.
Ojo: no te estoy diciendo que no ofrezcas tus productos o servicios (yo vendo en todos los emails que envío en mi newsletter). Lo que te digo es que, además de vender, tus emails tienen que ser entretenidos e interesantes, para crear una conexión con tu lista.
Esa conexión es lo que hará que estén dispuestos a comprar cada producto/servicio que saques, que te recomienden entre sus conocidos…
Por ejemplo, los emails Seinfeld son un recurso muy bueno para crear esta clase de vínculo con tus suscriptores.
Una de las grandes ventajas del email marketing es que te permite automatizar.
Por ejemplo, puedes tener distintas secuencias para:
Incluso puedes plantear secuencias diferenciadas para ofrecerle a cada suscriptor un producto/servicio u otro en función de sus intereses y necesidades.
Aquí te explico más en detalle el inmenso poder de las automatizaciones en email marketing.
Entonces te aconsejo que te apuntes a Brain Attack.
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Todo explicado de manera 100 % práctica y accionable, para que puedas poner en práctica lo que te enseño.
De hecho, los consejos que te he dado en este post para escribir tus emails a puerta fría forman parte de uno de los contenidos que envié a los miembros de mi membresía. 😉
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