Hace no mucho, en uno de los emails diarios que envío a mi lista, les lancé esta pregunta a mis suscriptores:
“¿Objetivos o sistemas? ¿Qué es lo más importante?”.
¿Qué crees tú?
Te lo digo porque cuando se habla de plantear objetivos de negocio, la mayoría de la gente se centra solo en eso: en los objetivos.
¿Qué quiero conseguir con mi negocio? ¿Hacia dónde quiero que avance a corto, medio y largo plazo?
El problema es que de poco te sirve tener unos objetivos claros, si luego no dedicas tiempo a diseñar el sistema (la estrategia) que vas a aplicar para alcanzarlos.
Por eso en este post te quiero hablar de ambas cosas.
Aquí te voy a explicar el proceso completo que sigo a la hora de planificar los objetivos de mi negocio.
De principio a fin.
Pero lo mejor es que empecemos por el principio.
No quiero que me entiendas mal: tener claros tus objetivos estratégicos es fundamental.
Definir tus objetivos de negocio te permite:
Tus objetivos estratégicos son el mejor antídoto posible contra el caos y la multitarea.
Pero pasa una cosa…
Y es que esto solo se cumple cuando los has planteado BIEN.
Ahora te explico a qué me refiero.
Hace ya unos cuantos añitos que emprendí como copywriter especialista en funnels.
Y como cada año de emprendimiento es como los años de un perro, siete, eso significa que soy una vieja. 😀
Pues después de haber trabajado con muchos clientes en todos esos años, te puedo decir que hay dos errores garrafales que cometen muchísimos negocios cuando se marcan sus objetivos estratégicos.
Me refiero a:
El primer error es marcarte objetivos que:
Te pongo un ejemplo.
Imagina que estamos tú y yo, frente a frente, metidos en una sala de Zoom.
Tú me dices: “Mila, mi objetivo ahora mismo es vender más. Por eso he pensado que necesito ganar más visibilidad y captar leads para hacer crecer mi lista de suscriptores”.
Pero cuando te hago un par de preguntas sobre el estado actual de tu negocio, descubrimos que:
Pues entonces lo que te diría es que ese objetivo no tiene sentido para ti ahora mismo.
¿De qué te sirve captar un montón de leads, si luego los vas a dejar en el limbo?
¿Para qué quieres hacer crecer tu lista, si no tienes una estrategia sólida para convertir a tus suscriptores en clientes?
Si quieres vender más, primero céntrate en reactivar a los suscriptores que ya tienes.
Ellos son personas que ya te conocen, y que decidieron apuntarse a tu lista en algún momento (aunque ahora mismo los tengas abandonados…).
Y eso significa que podrían estar más cerca de comprarte que alguien que te acaba de conocer.
¿Ves a lo que me refiero?
Definir objetivos es la parte divertida.
Plantear diferentes escenarios y cosas que puedes hacer… todo eso está genial. Pero luego tienes que bajar esas ideas a tierra y convertirlas en tareas concretas.
Si no, lo vas a tener complicado para conseguir resultados.
Pongamos que tu objetivo es reactivar a tu lista y vender X cursos a lo largo de este año.
Pues entonces tienes que:
Ya, ya sé que te están dando ganas de bostezar solo de pensarlo…
Pero si quieres alcanzar tus objetivos, tienes que sentarte y hacer el trabajo aburrido.
Suficiente teoría, que te duermes. 😉
Ahora paso a la parte más práctica del post y te cuento el sistema que sigo para planificar los objetivos de mi propio negocio.
En mi caso suelo trabajar con objetivos anuales.
Me planteo qué quiero conseguir de cara al próximo año, y a partir de ahí voy desgranando los pasos que debo dar para alcanzar esas metas.
Te explico el proceso.
Este punto está muy ligado con lo que te decía antes de marcarte metas realistas.
Tus objetivos no nacen del aire.
No es tan simple como coger un post-it, escribir con rotulador rojo “Quiero conseguir 10 clientes nuevos este año” y pegarlo en la pantalla del ordenador.
Lo primero (si quieres hacer las cosas bien, claro) es sentarte a analizar el estado actual de tu negocio.
Este análisis lo hago al final de cada año, y en él tengo en cuenta:
Si no haces este trabajo previo, ¿sabes qué ocurre?
Pues que posiblemente acabes persiguiendo objetivos que no te llevan a ninguna parte, o que directamente no tienes capacidad para alcanzar ahora mismo.
Una vez tengo claro dónde está mi negocio ahora mismo, lo siguiente que hago es marcarme mis objetivos anuales.
Supongamos que mi situación de partida es esta:
Así que decido que mi objetivo para el próximo año va a ser llegar a nuevas audiencias y captar más leads.
Por ejemplo: “Hacer crecer mi lista de suscriptores un X % a lo largo del próximo año«.
¿Cómo te comerías un elefante?
Bocado a bocado. 🙂
Perseguir un objetivo muy grande es complicado; por eso la idea es dividirlo en pequeños hitos intermedios.
En mi caso, a partir del objetivo anual que me haya marcado, extraigo objetivos trimestrales.
Así puedo planificar de forma más sencilla las acciones que voy a llevar a cabo en cada trimestre.
Y si veo que no voy a poder alcanzar uno de esos objetivos intermedios, tengo margen de maniobra para analizar qué está fallando y replanificar la estrategia.
Que por cierto, de eso te voy a hablar ahora…
Vale, mi meta de este año es conseguir más leads para hacer crecer mi lista de suscriptores.
Ahora ¿cómo lo voy a hacer?
Pues podría:
Para esto tienes que tener en cuenta lo que te decía antes: la situación de tu negocio, los recursos de los que dispones…
Aquí viene la parte del “trabajo aburrido” que te decía antes.
Una vez tengo claras las estrategias que voy a aplicar para alcanzar mis objetivos, trazo una hoja de ruta con todas las tareas que debo ejecutar.
Eso significa:
Luego todas estas tareas las anoto en mi Google Calendar para recordar cuándo tengo que llevar a cabo cada una.
Una vez tienes toda tu estrategia en marcha, ¿qué queda?
Pues medir y optimizar.
Para eso están las métricas: para decirte qué resultados están dando las acciones que has puesto en marcha y si te estás acercando a tus objetivos.
Sigo con el ejemplo de antes.
Supongamos que, según mi planificación, para el 2º trimestre del año ya debería haber conseguido X leads a través de LinkedIn. Pero la fecha límite se acerca y yo todavía no estoy ni remotamente cerca de alcanzar ese objetivo.
¿Qué hago?
Reviso mis métricas y valoro qué está ocurriendo:
A partir de ahí decido cómo replantear la estrategia (quizá tengo que publicar otro tipo de contenidos, o diseñar un lead magnet diferente para mi audiencia de LinkedIn, o modificar el flujo de mensajes automatizado…).
Retomo la pregunta del principio del post:
¿Objetivos o sistemas? ¿Qué es lo más importante?
Para mí, los sistemas.
Lo complicado está en saber qué sistemas tienen más sentido para tus objetivos ahora mismo, y cómo ponerlos en práctica.
Ahí es donde te puedo echar yo una mano.
Como copywriter especializada en funnels, he ayudado a muchísimos clientes de todos los sectores a diseñar sus estrategias de negocio y alcanzar los objetivos que se han propuesto.
Si quieres que te ayude a hacer lo mismo, solo tienes que entrar aquí y rellenar el formulario para que trabajemos juntos.
Tú pones la meta, y yo te llevo hasta allí. 😉
Entonces te va a gustar todavía más lo que tengo preparado para ti en mi newsletter.
Si te suscribes, te regalo una plantilla de email de venta, y además te envío un email* de lunes a jueves a las 8:08h (*y con email me refiero a correos frescos, divertidos, con muchas lecciones y con los que te lo vas a pasar pipa).