De pequeña era muy desordenada.
Y cuando digo “desordenada”, me refiero a MUY, MUUUUUUUY desordenada.
Entrar un día cualquiera en mi habitación significaba que te ibas a encontrar con un caos de Playmobils y juguetes varios desparramados por el suelo (caminar por allí sin zapatillas era una ruleta rusa).
Eso hasta el día en que mi madre aparecía por la puerta y me decía:
–O recoges tu habitación, o cojo una bolsa de basura y tiro todo lo que haya en el suelo.
Era una amenaza infalible (porque sabía que si no le hacía caso, la cumpliría y todos mis juguetes acabarían en el contenedor).
Sabiendo cómo se las gastaba mi madre, lo lógico sería pensar que la pequeña Mila sería previsora y mantendría su habitación ordenada… pero no.
Si mi madre no venía y me decía que la recogiera, no lo hacía (y se ve que esas amenazas me acabaron calando, porque hoy soy la persona más ordenada que vas a encontrar en el planeta).
Pues los suscriptores de tu lista son iguales que la pequeña Mila. 😀
Si cuando les envías un email no les dejas claro qué esperas que hagan a continuación, no lo harán.
Cerrarán tu email y seguirán con su vida.
Por eso en todos tus correos debería haber al menos una llamada a la acción donde le dices a tu lector qué esperas de él.
Claro que si tú has llegado a este post buscando en Google algo como “CTAs en emails”, todo eso ya lo sabes.
Lo que quizá no tengas tan claro es:
Pues no te preocupes que todo eso te lo voy a contar aquí.
Venga, apaga las notificaciones y presta mucha atención, que te cuento cómo hacer llamadas a la acción irresistibles. 😉
Empiezo por lo básico, por si acaso acabas de aterrizar en el mundillo del email marketing y todavía no controlas mucho estos conceptos.
Una llamada a la acción o CTA es un elemento dentro de un email que le dice al lector qué esperas que haga a continuación.
Esta llamada a la acción puede ser:
Una buena CTA es como una flecha de neones en mitad de la oscuridad, que le deja muy claro al usuario el camino a seguir.
Ya sabes:
Sin una CTA clara, el suscriptor abrirá tu email, lo leerá y se irá.
Y salvo que tú escribas por amor al arte y no te interese en absoluto vender (que lo dudo), ese resultado no te interesa nada.
Si buscas en Google ejemplos de CTAs para emails, te aparecerán listas enormes.
Decenas, cientos, MILES de ejemplos de llamadas a la acción.
Y ojo, ese tipo de ejemplos están muy bien si un día vas falto de inspiración y necesitas aclararte un poco las ideas.
Pero ten presente que no existe la CTA infalible.
No hay ninguna frase mágica que, solo con ponerla en tus emails, haga que la conversión se triplique.
No funciona así, sencillamente.
Lo importante es que seas capaz de distinguir qué tipo de CTA encaja mejor en cada email y cuál utilizar según el caso.
Y para eso, lo primero que debes saber es que las llamadas a la acción se pueden dividir en dos tipos:
Una CTA directa es aquella donde le dices de forma explícita al lector qué acción quieres que lleve a cabo.
Lo habitual es que estén escritas en imperativo.
Por ejemplo:
Este tipo de CTA le dejan muy claro al lector qué esperas que haga a continuación. Pero también son un poco bruscas… y aburridas.
Por eso lo ideal es que no abuses de ellas y las combines con las siguientes que vamos a ver.
Una llamada a la acción indirecta también le dice al usuario qué esperas que haga a continuación, pero de una manera más sutil.
Por ejemplo:
Como ves, estas llamadas a la acción son más conversacionales, y están introducidas de una forma más natural en el texto.
En todos los años que llevo como copywriter he escrito unos cuantos cientos de emails.
Lo que significa que también he redactado muchas, MUCHAS llamadas a la acción para esos emails.
Y a base de probar y medir, he ido descubriendo algunas buenas prácticas que hacen que el CTR (el número de clics que reciben tus CTAs) aumente.
Te cuento algunas de ellas.
Todos tus emails deberían tener, como mínimo, una llamada a la acción.
A partir de ahí puedes subir y añadir más enlaces, pero sin pasarte. Como regla general, cada correo no debería tener más de 3-4 llamadas a la acción.
¿Qué pasa si pones más?
No es que vaya a venir la Policía del Email Marketing a detenerte ni nada… pero puede que al lector le resulte cargante ver tantos enlaces seguidos y se sature.
En general se trata de usar las CTAs con una pizca de sentido común.
¿Recuerdas cuando antes te contaba que mi madre venía a mi habitación a decirme que la ordenara?
Pues ahora imagina que en lugar de eso me dijera que:
Todo a la vez.
Eso no serviría de nada, porque con tantas órdenes seguidas la pequeña Mila implosionaría (aparte de que eso rozaría la explotación infantil…).
Pues de nuevo, a tus suscriptores les pasa lo mismo: si les pides que hagan demasiadas cosas a la vez, lo más probable es que se líen y al final no hagan ninguna.
Dicho de otra forma:
Si vas a meter varias CTAs en un email, procura que todas dirijan al mismo sitio. Es decir, que la acción que le estás pidiendo al usuario sea siempre la misma.
Por ejemplo, si tienes 3 productos diferentes, no los metas todos en el mismo email. En lugar de eso envía 3 emails distintos, cada uno dedicado a uno de esos productos.
De esta forma:
Recuerda esta regla: 1 email, 1 objetivo.
Fácil y sencillo.
Normalmente, el lector espera encontrar una CTA al final del texto, y ahí deberías añadir por lo menos una.
Pero también puedes poner otra al principio, nada más arrancar el email.
De esta forma se lo pones más fácil (sobre todo si es un correo largo), y eso puede hacer que el CTR aumente.
Prueba a poner tus CTAs a diferentes alturas para ver cuáles funcionan mejor con tu audiencia.
En el copywriting utilizamos diferentes técnicas dentro de nuestros textos para aumentar la conversión.
Y muchas de esas técnicas también se pueden aplicar en las CTAs de tus correos.
Por ejemplo, algo muy habitual es utilizar el scarcity o “escasez”, un gatillo mental muy poderoso para empujar a tus usuarios a tomar acción.
Te pongo un ejemplo propio:
Este es un email que mandé para vender mi membresía Brain Attack.
Y en la 2ª CTA les recordaba a mis suscriptores que, si no entraban en la membresía antes de las 20:00 h del día siguiente, ya no tendrían acceso al contenido de ese mes.
Esta fórmula es un ejemplo de cómo utilizar el scarcity para empujar a un usuario a tomar acción.
Quizá te suene raro que te diga esto después de haberte dado tanto la turra con el tema de las CTAs… pero es la realidad.
A la hora de conseguir que tus suscriptores te compren, lo más crucial es el vínculo que tienes con ellos.
Un vínculo que se forja a través de:
Esa relación a largo plazo con tu lista es lo que va a hacer que abran tus emails, los lean y te compren. Incluso si un día estás poco inspirado y no te sale la mejor llamada a la acción del mundo.
¿Que una CTA potente, unida a una lista activa y con un vínculo profundo contigo, va a hacer que conviertas todavía más?
Por supuesto que sí.
Pero lo que quiero transmitirte es que no te obsesiones tratando de encontrar la llamada a la acción perfecta, porque eso no existe.
Haz pruebas, mide, experimenta… pero ante todo, céntrate en hacerte un hueco a largo plazo en el corazoncito de tus suscriptores.
Y para eso, lo que te voy a contar ahora te interesa.
Si has llegado hasta aquí, está claro que te interesa el email marketing y que quieres aprender a utilizarlo (para tu propio negocio o para tus clientes).
En ese caso, te doy dos opciones para seguir aprendiendo conmigo: una gratuita y otra de pago (así de maja soy). 😉
Tú decides. 😉
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