Con el tema del storytelling personal pasa una cosa curiosa.
Muchos contenidos te aconsejan que cuentes tu propia historia como emprendedor…
… y acto seguido te ponen como ejemplo un discurso de Steve Jobs o de Martin Luther King. O te cuentan la historia de alguna gran empresa como Airbnb o McDonalds.
¿Ves? Así de fácil es contar una historia inspiradora. : D
Y tú mirando la pantalla con esta cara.
No sé tú, pero mi vida es bastante normalita.
Ni he fundado un imperio tecnológico de la nada, ni he revolucionado mi nicho de mercado (y desde luego no he estado 30 años en la cárcel como presa política).
Mis mayores logros han sido sobrevivir a varios años de emprendimiento (llevo desde 2017, echa cuentas) y pasarme la Liga Pokémon con 10 años.
Y supongo que la tuya será más o menos igual.
Así que: ¿cómo concho vas a contar una historia como las de Steve Jobs o McDonalds?
Pues la buena noticia es que no te hace falta.
Porque la gente no quiere leer historias fantásticas ni heroicas.
Quieren anécdotas del día a día con las que puedan sentirse reflejados.
Historias que les demuestren que eres una persona normal.
Y para que lo veas, te voy a poner varios ejemplos reales míos.
¿Empezamos?
Por si acaso te acabas de enterar de que existo, te cuento dos cosas sobre mí:
Te lo digo para que entiendas esto:
TODO lo que explico sobre contar historias personales para vender son cosas que yo misma he probado con mi negocio. Por eso sé que funcionan.
Y lo primero que tienes que saber es que, cuando se trata de hacer storytelling de una marca personal, hay dos grandes fuentes de historias:
Te las explico y te pongo varios ejemplos propios.
Estamos haciendo storytelling personal, así que la idea es contar historias personales tuyas. Es obvio, ¿no?
Pero historias personales, ¿de qué tipo?
Te doy varias ideas.
Tu vida diaria puede ser una fuente inagotable de historias para vender.
Vamos con el primer ejemplo:

Nada de historias sobre cambiar el mundo, fundar imperios ni salvar koalas de incendios.
Solo una anécdota sencilla de cómo me clavé un micro en la espalda “por bruta”, pero contada con un poco de chispa y emoción.
Con eso ya tengo para escribirte un email con historia (y a partir de ahí, venderte).
No hace falta más.
La gente a tu alrededor es una fuente inagotable de historias.
Por ejemplo: hace poco conté en un email una conversación que tuve con otros emprendedores sobre el tema de morir de éxito (un clásico).

Y esa historia me sirvió de base para contar que unos días después iba a dar un webinar sobre cómo escalar y hacer crecer tu negocio sin descalabrarte por el camino.
Cualquier película o libro puede servirte de inspiración para encontrar historias para tu negocio.
O también puedes hacer como yo en este email y contar algo con lo que NO estás de acuerdo de ese libro. 😉

Aunque te esté hablando de storytelling personal, eso no significa que solo puedas contar anécdotas tuyas propias.
También puedes utilizar historias relacionadas con tus clientes.
Por ejemplo…
Cuando empiezas a mandar emails de forma regular a tu lista (y a tus suscriptores les enganchan), empezarán a responderlos más a menudo.
Y eso es bueno por dos cosas.
Primero, porque significa que tienes una lista activa y a la que le interesa lo que le cuentas.
Y segundo, porque esos mismos mensajes son material para escribir nuevos emails. 😉
Por ejemplo, hace un tiempo me contactó un suscriptor que tenía problemas para vender su curso online:

Y aproveché ese mensaje para escribir un email analizando las posibles razones por las que puede ocurrir esto (porque sé que es un problema común entre mi audiencia).
Las objeciones son esos motivos que puede tener un cliente para no comprarte.
Y en mi sector hay una objeción que es muy típica: “Si mando demasiados emails, mis suscriptores se van a enfadar”.
Sobre este tema me escribió precisamente un suscriptor que es copywriter.
Y aquí tienes parte de la respuesta que le di, y que explico en el propio email:

La respuesta completa es más extensa, pero creo que captas la idea.
Pocas cosas generan tanta confianza en un potencial cliente como saber que a otras personas les ha funcionado tu servicio/producto.
Por eso, los testimonios y casos de éxito no pueden faltar en tus emails de storytelling.
Aquí no te voy a poner ejemplos, sino que mejor te dejo otros dos posts de mi blog donde ya tienes unos cuantos:
Déjatelos abiertos en otra pestaña, que aún me queda otra cosa que contarte…
Ahora mismo quizá estás pensando:
“Mila, mucho rollo con el tema de contar historias, pero ¿cómo sé que de verdad funcionan? ¿Dónde están los datos?”.
En ese enlace tienes un caso de éxito donde cuento cómo conseguí 66 ventas en 5 horas con el lanzamiento de mi masterclass “Declaración de Intenciones”.
66 ventas. 5 horas. Y con solo 3 emails.
Al final de la página tienes acceso a los emails que envié para conseguir ese resultado. 3 emails con historia que, ya lo vas a ver, no son nada del otro mundo:
Si con esto no te demuestro que puedes vender con tus historias, yo ya no sé qué hacer.
Hay una máxima muy famosa para contar una buena historia que es:
“No cuentes, muestra”.
Y creo que en este post he cumplido, y te he mostrado cómo puedes vender utilizando tus propias anécdotas personales.
Pero ojo que no te he acabado.
Si quieres seguir aprendiendo sobre storytelling personal para aplicarlo en tu negocio (o en el de tus clientes, si eres copywriter), te doy dos opciones.
La primera es que te apuntes a mi newsletter y disecciones cada email que envío para que veas cómo lo hago yo (esta es gratis).
Y la segunda opción es mi curso de Storytelling con emails.
Un curso donde he volcado todo lo que he aprendido tras varios años y cientos de emails con storytelling escritos, y donde te cuento:
Entonces te va a gustar todavía más lo que tengo preparado para ti en mi newsletter.
Si te suscribes, te regalo una plantilla de email de venta, y además te envío un email* de lunes a jueves a las 8:08h (*y con email me refiero a correos frescos, divertidos, con muchas lecciones y con los que te lo vas a pasar pipa).



