¿Cuánto tiempo te pasaste escribiendo y retocando el texto de la página de ventas de tu web?
¿Y el post que publicaste el otro día en tu blog?
¿El email que enviaste a tu lista para avisarles de que habías publicado ese post?
Pondría la mano en el fuego (y seguro que no me quemaría) a que en todos los casos estuviste un buen rato delante de la pantalla. Retocando párrafos, puliendo cada línea…
Hasta una “simple” newsletter de 300 palabras te puede llevar fácilmente una hora.
Ahora dime.
De toooodo ese rato que estuviste editando… ¿cuánto tiempo dedicaste a optimizar…?:
Eso si te has molestado en optimizarlos, porque lo mismo recurriste al típico “Enviar” (en el caso del formulario) o al “Haz clic aquí para leer el post”.
“Total, si es solo un botoncito/ un enlace, tampoco hay que darle muchas vueltas”.
Aaaaaaaay alma de cántaro.
Tú pensarás que no es tan importante, pero ojo: el texto de ese “botoncito de nada” (lo que en marketing llamamos “una CTA”) puede ser la diferencia entre conseguir que la persona al otro lado de la pantalla haga clic en él o… o decida pasar de ti.
Si no sabes por qué, más te vale leer con mucha atención este post, porque aquí te voy a explicar:
Preparados, listos… a convertir se ha dicho. 😉
Como sé que este término lo mismo te pilla de nuevas, voy primero con la definición:
Una CTA o Call To Action es un elemento que invita al usuario a realizar una acción concreta.
Lo más típico es que sea un botón, pero no es obligatorio. Por ejemplo, ese enlace que pones al final de un email también puede ser una CTA.
La clave está en que invite al usuario a hacer algo.
Vale, puede que con esta explicación te hayas quedado igual. Pero si te digo:
Seguro que ya te vas situando, ¿a que sí?
A ver, ¿no te había dicho que no siempre tiene por qué ser un botón?. 😉
La cuestión es que sí, sí que es taaaaaan importante.
Piensa que una llamada a la acción es como un último empujoncito que le damos al cliente. Una vez que ya se ha leído nuestra página de ventas/post/email, ahora queremos que haga “algo más”.
Le estamos marcando el camino.
¿Y sabes qué?
Que una CTA bien hecha puede conseguir que más usuarios hagan clic en ella y, por lo tanto, aumentar la tasa de conversión.
Eso significa:
Ojo, no estoy diciendo que una buena CTA por sí sola pueda salvar un copy desastroso. Si el texto anterior no es persuasivo, el usuario sencillamente no hará lo que le pides.
Pero si le damos la vuelta a la idea, un buen copy sin una CTA acorde se queda cojo y da peores resultados.
Así que vamos a darles un poco de mimo.
Antes de nada te aclaro una cosa.
Lo que te voy a dar aquí son algunas pautas generales que sé que suelen funcionar.
Pero en esto del marketing online no hay garantías absolutas.
Es decir, estas pautas te servirán como guía inicial para diseñar tus CTA’s, pero luego la idea es que hagas pruebas y las vayas optimizando.
Incluso algo pequeño como cambiar el color de un botón puede hacer que más personas hagan clic en él.
Dicho esto, vamos a ver esos trucos.
Una call to action tiene que dejarle claro al lector qué ocurrirá cuando haga clic en ella.
Y cuando digo claro, quiero decir MUY claro.
Por ejemplo, nada más aterrizar en la homepage de Ágora Canina (una escuela online para adiestramiento canino), esta es la primera llamada a la acción que te encuentras:
Con leer el botón una vez ya te basta para saber que te está ofreciendo un regalo (en este caso un curso) a cambio de que te suscribas a su lista de email.
En cambio, ¿cómo sería una CTA poco clara?
Pues por ejemplo, si el botón solo dijera “Aprende más”.
Si nada más llegar a la web te encontrases con un botón así, pensarías: “Vale, sí, aprender más… ¿pero cómo? ¿Me vas a regalar algo? ¿Tendré que comprarte un curso?”.
Y claro, ante la duda mejor ni lo tocarías.
Fíjate otra vez en el ejemplo de Ágora Canina.
¿Te has dado cuenta de cómo la mirada se te va casi al instante hacia el botón?
Las letras son más pequeñas que las del copy que tiene encima, pero ese fondo rojo hace que salte a la vista.
Y esa es la idea.
Lo que te interesa es que el usuario vea la llamada a la acción para que haga clic en ella. Sería un poco tonto esconderla, ¿verdad? 😉
¡Ah! Y lo mismo se puede aplicar a cualquier CTA que uses.
Por ejemplo, si es un enlace que has añadido en un email de texto plano, puedes ponerlo en negrita.
O subirle el tamaño de fuente.
O ponerlo en letras rojas.
O todo a la vez.
Como si quieres ponerle un gif con fuegos artificiales que diga “¡Aquí! ¡Tienes que hacer clic aquí!” (bueno, esto quizá es pasarse).
La cuestión es que el usuario se fije en él.
O más sencillo aún: evita los infinitivos.
Piensa que a lo largo del copy de la página, o del email, has mantenido una “conversación” con la persona al otro lado de la pantalla. Y la CTA es el broche final a esa conversación.
Así que debe sonar natural.
En lugar de:
Es mejor que digas:
Otra fórmula que también funciona muy bien es utilizar la primera persona (“Quiero descargar esta guía”, “Dame más información”, etc.).
Como ejemplo de esto último tienes la CTA de la web proyectandoelcambio.com:
Porque sí, el texto que pones en una llamada a la acción también es parte del copy (en concreto, se denomina «microcopy»). Y eso significa que debe ir acorde al tono que usas en el resto del texto.
Con un ejemplo lo entenderás mucho mejor.
Esta es la CTA que usé en una de las newsletters que envié a mi lista.
Puesta así, sin contexto ni nada, lo de las ovejas te habrá dejado un pelín a cuadros. Pero te prometo que en conjunto con el resto del email tiene sentido.
En esa newsletter explicaba el suplicio que era sacar a las ovejas de mi familia a pastar cuando era pequeña, y cómo cada una se iba por un lado…. justo como les ocurre a mis neuronas cuando intento trabajar en multitarea.
Todo el email tiene un tono divertido (soy yo intentando que las dichosas ovejas no se comieran el rosal de mi madre).
Y la CTA sigue la misma línea.
En lugar de poner algo típico como “Para leer este post sobre multitarea haz clic aquí” (que hubiera quedado un poco soso en comparación con el resto del email) prefiero invitarte a “poner en orden tu rebaño de ovejas interno”. 😉
En el copywriting somos muy pesados con los beneficios.
Ya sabes, no le digas a un cliente en qué consiste tu producto o servicio, sino cómo le va a servir a él.
Y eso también se aplica a las llamadas a la acción.
Como ejemplo aquí tienes la que usa Cristina Carasusán, la autora de la web Emoalimentación, para presentar uno de sus talleres online.
Su CTA no es “Apúntate al taller”, sino que hace hincapié en lo que vas a lograr si te apuntas: desarrollar hábitos saludables.
Los gatillos mentales son disparadores que utilizamos mucho en copywriting para empujar al usuario a actuar.
Y uno que funciona muy, muy bien es el de la urgencia.
Te pongo un ejemplo de un email de Ben Settle donde se ve muy claramente:
En este email Settle te está ofreciendo una oferta (una formación con audios de Jim Camp).
Y te avisa: “a esta oferta le queda poco tiempo. Si la quieres, entra inmediatamente en el enlace de abajo”.
Ya está.
Solo con eso ha conseguido que por un momento se active esa alarma en tu cabeza.
Ese que te dice “Espera, ¿cómo que queda poco? ¿Me puedo quedar sin ella?”.
Y claro, si antes estabas pensando en cerrar el email y dejarlo para más tarde, ahora lo mismo te lo replanteas.
Recuerda lo que te decía antes. Estos tips que te he dado no son verdades escritas en piedra, solo indicaciones generales.
Así que el mejor consejo que puedo darte es este: prueba.
Haz tests A/B, cambia los colores o el tamaño del botón, juega con la curiosidad en el copy… ve probando distintas variaciones hasta dar con la CTA que mejor te funcione a ti.
Verás cómo cualquier pequeño cambio puede hacer que las conversiones crezcan.
Y si además de saber cómo hacer la llamada a la acción de tus emails de ventas también necesitas ayuda para escribir el cuerpo del correo, entonces puedes descargar la plantilla de email que tengo en mi homepage.
Dale vida a tu negocio. ??
Entonces te va a gustar todavía más lo que tengo preparado para ti en mi newsletter.
Si te suscribes, te regalo una plantilla de email de venta, y además te envío un email* de lunes a jueves a las 8:08h (*y con email me refiero a correos frescos, divertidos, con muchas lecciones y con los que te lo vas a pasar pipa).