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Son las 16.00h horas.

Acabo de entrar en Zoom y mientras activo la cámara y el micrófono, me veo los pelos que tengo.

Aggg.

“Bueno, en fin. 

Si me lo atuso el pelo un poco así, no estoy tan mal. 

El foco que tengo delante me da tanta luz que me hace tener un tono de pálida muerta, así que no sé qué es peor: si mi pelo de loca o mi cara de zombi.”

? ?

En esas estoy mientras espero a que llegue Pepe.

Pepe es un cliente nuevo que ha pedido una reunión para trabajar conmigo y hacer despegar las ventas de su programa. 

De repente me aparece una ventana de Zoom diciendo que un tal “Ppepe” quiere entrar en la reunión.

Le doy a que sí le acepto a que entre “Ppepe” y ahí está el hombre.

Con su fondo blanco decorado con un cuadro abstracto, una camisa de Pedro del Hierro, una barba recortada y unas gafas de montura ochentera.

Todo un señor.

El caso es que empezamos a hablar y comienza a contarme lo mal que le van las ventas y las mil y una ideas que tiene en la cabeza para empezar a revertir esa situación.

Puedes ver la conversación que tuve con él aquí con más detalle.

Lo importante es que veas que a Pepe le ocurría algo muy común que probablemente a más de uno le ocurra:

No. Vendía. Una. Patata.

Bueno, en sus propias palabras dijo que no vendía una p*ta mierda, pero vamos a evitar las palabras soeces por ahora.

Tenía un curso (muy bueno según él), una lista (muy activa, según él) y aunque enviaba emails de vez en cuando (uno al mes, para no ser invasivo, según él) y hasta se había lanzado a hacer lanzamientos puntuales, tenía que suplicar cada venta.

Ni echándole monedas a la fuente del deseo de los de El Barrio lo conseguía.

Y eso que lo había intentado “todo”:

  • Escribir más contenidos en redes sociales.
  • Algún webinar.
  • Publicidad.
  • Cambiar 3 veces el copy de la página de ventas.
  • Y hasta bajar el precio de su curso.

Mientras me contaba todo esto, a mí se me iba levantando la ceja cada vez más.

Algo tipo así:

?

Cada palabra que me decía, me sonaba a la misma historia de siempre:

“Tengo un producto, me enamoro de mi producto porque oh qué bonito es, y ya creo que haciendo dos cositas sin lógica ni orden voy a vender y me voy a forrar con 2 millones de facturación.”

Verás…

No quiero ser mala, pero yo ya había leído algún email de los que mandaba Pepe a su lista y la verdad es que no había por dónde cogerlos.

Su temática era muy compleja (finanzas) y lo explicaba todo con muchos tecnicismos y de forma muy aburrida.

Además según lo que me iba contando, parecía que estaba haciendo las cosas sin sentido.

Así que toda convencida le dije:

“¿Por qué no te centras en mandar emails a tu lista? Puedes hacer una campaña de emails donde cuentes historias que te hayan pasado con clientes y vender en cada uno de ellos. Tienes una lista de 15.000 suscriptores, así que lo ideal sería empezar a sacarle partido y activarla un poco más.”

Oh, oh.

Oh, no. Díos mío.

Esa no era la respuesta que esperaba Pepe.

Se quedó mudo. Sin saber qué decir (y probablemente pensando que si estaba loca).

Él venía con la idea de que quería hacer un PLF con cuatro vídeos y gastarse 10.000 euros en publicidad como poco.

Pero lo de enviar emails a su lista…

¡¿Qué me estás contando Neng?!

Y claro…

Ese era el gran problema.

Él no veía el poder que tiene el email marketing a la hora de fidelizar a sus clientes y de aumentar ventas. 

A parte de que no tenía sentido meterse ahora en un PLF si de normal le costaba vender. Era mucho riesgo y mucha inversión para hacer algo así.

Por eso cometió dos grandes errores:

El primero fue no hacerme caso.

Y el segundo fue subestimar el poder el email marketing.

En fin.

Te ahorro el resto de la reunión.

Sé que tú no eres como Pepe y por eso quiero dejarlo un poco de lado.

Quiero centrarme en ti y hacerte una propuesta.

Ir un paso más allá.

En concreto quiero enseñarte a vender a través de emails. Y lo quiero hacer con mi nuevo curso Email Attack.

Porque probablemente tú también quieras aprender a vender más y tengas una lista de suscriptores con la que quieras mantener una relación duradera y a largo plazo (y no la relación superficial e interesada que Pepe mantenía con la suya).

Porque aunque todavía no lo sepas, con este curso:

  • Aprenderás a vender tus productos y servicios con emails que atrapen la atención de tu lector de inicio a fin. 
  • Tendrás una artillería pesada con la que podrás conseguir ingresos y clientes constantes (si trabajas y lo haces bien, claro).
  • Y lo más importante: podrás vender siendo TÚ. Sin tener que convertirte en otra persona, ni sintiéndote mal por vender continuamente tus productos.

Eso sí.

Tienes que actuar muy rápido porque tan solo hay 15 plazas a 95 euros más impuestos.

Como ya sabrás a estas alturas, es la primera vez que saco Email Attack. 

Es una Edición beta de fundadores que lanzo para ir creando poco a poco el contenido, mientras enseño a los primeros alumnos todo lo que sé sobre email marketing.

Lo importante es que te quedes con que:

  • El precio es ridículo simbólico.
  • Me voy a volcar mucho más con los primeros alumnos por ser una edición especial. Es mi forma de agradecer a esas 15 personas que sean los primeros valientes en probar Email Attack.
  • Solo hay 15 plazas y la oferta solo dura hasta este sábado. No sé si llegaremos al sábado, o si se agotarán las plazas antes. Lo que antes llegue, pero yo que tú, no me la jugaría a esperar.

Ten en cuenta que después volveré a sacar el curso en unos meses (el tiempo que tarde en terminar la primera edición) y el precio subirá a 150 euros. Y después a 200. Y después… Ya veremos.

Así que si te interesa, corre. 

No sé quién entrará en esas 15 plazas.

De lo que sí estoy segura es que Pepe no será uno de los alumnos.

De hecho él no quiere que tú compres Email Attack. Lo ve una simple y llana tontería. 

Si te lees la historia que hay en la página de ventas, lo entenderás todo mejor.

Un abrazo enorme,

Mila

P.D. En serio, es increíble la cantidad de gente que empieza con el email marketing, lanza una campaña a su lista zombi (también conocida como “lista que hace 5 años a la que tienes olvidada, o que solo está basada en tráfico frío al que le has mandado a un webinar y luego: fú, ahí te quedas, si te he visto no me acuerdo”) y cuando ve que las ventas no le salen como esperaban, desisten.

Se enfadan y mandan todo a freír espárragos. Y empiezan a hacer miles de otras estrategias sin orden, ni lógica.

Y de verdad, no lo entiendo.

Si esto fuera tan fácil como enviar una serie de emails con buen copy, yo ya estaría montada en el dólar.

Nadaría entre billetes.

Vamos, ni Rokefeller me haría sombra.

La gente no quiere ver la realidad de que para poder vender por email tienes que currártelo.

Tienes que tener una buena relación con tu lista y tener paciencia. 

Tienes que tener autoridad y un buen producto o servicio.

Y tienes que tener en cuenta muchos otros factores que hay en la venta.

Pero sobre todo, tienes que ser constante.

No creas que con solo mandar una secuencia de emails de venta ya vas a conseguir un enorme pico de ingresos.

Las cosas no funcionan así.

Por eso este curso es para gente que tiene expectativas reales y que saben que los resultados no se consiguen de la noche a la mañana.

Email Attack es para los que luchan de forma incansable por y para su negocio, y nunca se rinden.

¿Qué?

¿Todavía estás aquí?

¡Ahh! Que te ha gustado el email. ¿Y el curso también?

Ahm, vale, vale.

Veengaaa.

OK. Va. Voy a ser buena.

Si te quieres apuntar a la lista de espera y poder acceder a una de las 15 plazas del curso Email Attack, haz clic en el botón de abajo y te enviaré el resto de emails para que puedas comprar (quedan pocas plazas, así que no sé si habrá cuando te envíe el siguiente email).

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